Dragon Quest VII: Fragmentos de un mundo olvidado

El séptimo capítulo del pilar del RPG en Japón; ‘Dragon Quest’, inicia una nueva tercera triología. La historia empieza en la isla de Estard, único continente del planeta. El Héroe, y su amigo Keifer se reúnen en unas ruinas de la isla, con el objetivo de buscar una explicación, ausentándose el príncipe a sus obligaciones.
Un día, al llegar a casa, el padre del héroe le enseña un viejo mapa que ha encontrado mientras pescaba, en el que se muestran distintos continentes, que no existían hoy día, y llegan a la conclusión de que por alguna razón, los continentes desaparecieron, dejando solo la pequeña isla de Estard.
Al lado de su amiga Maribel, estudiando más a fondo las ruinas, descubren unos portales que les van a conducir a diferentes zonas de los continentes, cuando aún existían. En cada zona hay un enorme problema que la amenaza, siendo la labor del conjunto la de solucionar estos inconvenientes en el pasado, para salvar el presente.

Dragon Quest VII: Fragmentos de un planeta olvidado es indispensable para quienes gocen con el rol japonés más tradicional. Su ritmo es lento (incluso para tratarse de un Dragon Quest), mas muy gratificante; su jugabilidad tradicional engancha, con esos combates por turnos sencillos pero apasionantes; y la duración de su aventura principal es la más extensa que encontraréis en un juego de rol para 3DS, con montones de historias en cada isla. No todas las subtramas están igualmente logradas, pero por norma general despilfarran ese carisma especial que tan bien ofrece la saga creada por Yuji Horii.