Kingsglaive: Final Fantasy XV fue una de las múltiples sorpresas que Square-Enix anunció a lo largo del evento Uncover Final Fantasy XV el pasado treinta de marzo. Se trata, para los que no lo sepan, de una película de animación CG que sirve como temtempié de los acontecimientos que vamos a vivir en Final Fantasy XV el próximo veintinueve de noviembre. Forma, junto con Brotherhood: Final Fantasy XV, los pilares del universo expandido que la compañía ha preparado antes del lanzamiento de la decimoquinta entrega jugable de la saga en PS4 y XBox One.
La película nos sitúa en los instantes previos al principio de Final Fantasy XV. En vez de centrarse en Noctis, el príncipe heredero de Lucis al que controlaremos en el juego, o en su grupo de amigos, Kingsglaive: Final Fantasy XV nos pone en la piel de Nyx, uno de los miembros de las gujas del rey (los kingsglaive que dan nombre a la película). Este cuerpo de élite, por obra y gracia del propio rey Regis, comparte alguno de los poderes mágicos del monarca (como el teletransporte con lanzamiento de espada que hemos podido disfrutar en las diferentes demos de Final Fantasy XV).
No quiero destripar el razonamiento de la película, aunque sería difícil teniendo presente que cualquiera que haya leído algo sobre la trama del juego ya sabe qué va a pasar en la película, pero todo gira en torno al tratado de paz entre el reino de Lucis y el de Niflheim. Lucis está totalmente cercada por el Imperio y solo la urbe de Insomnia (capital del reino) resiste gracias al escudo mágico que mantiene el poder del cristal y del propio rey Regis. Una serie de giros argumentales, traiciones y acciones heróicas van moldeando la trama hasta un final espectacular en lo técnico mas algo descafeinado en lo argumental.
Y es que lo técnico es simplemente aplastante. El fotorrealismo de ciertas escenas es soberbio, los efectos de partículas y la iluminación son de auténtico órdago y los pelos de los personajes prosiguen estando tan trabajados como siempre y en todo momento (guiño al millonario presupuesto de La Fuerza Interior). Hay momentos en los que los escenarios y ciertos objetos parecen sacados de las mismísima realidad. «Afortunadamente» el personaje de Lunafreya logra sacarnos del trance gracias a unos movimientos robóticos. El inconveniente de Kingsglaive: Final Fantasy XV viene con los personajes. El protagonista Nyx, es tan plano y tan soso como es habitual en este género de héroes mas es que sus amigos del cuerpo de élite son tan simples como .
La trama, además de esto, está bastante deslavada. Hay personajes como Crowe, una de las chicas del grupo de las gujas, que nos hace vivir instantes trágicos sin apenas conocerla y hasta hay secuencias de acción que a pesar de ser tecnológicamente punteras resultan bastante desganadas. Me refiero a las batallas entre «mechas» gigantes. No son «mechas», son demonios gigantes, kaijus o bien invocaciones pero de esta forma nos entendemos. Son como las batallas de Pacific Rim pero más insípidas.
Eso sí, hay secundarios geniales, empezando por en malvado canciller del Imperio, el Emperador en sí que tampoco está nada mal y, especialmente, el rey Regis, padre de Noctis. Las conversaciones de estos personajes tienen un estilo a lo Juego de Tronos que funciona a las mil maravillas aunque, desgraciadamente no tienen demasiado estrellato en la película. Centrar la historia en el rey Regis hubiese sido, para mí, lo más atinado.
La sensación que nos deja la película, más de una vez, es que podría estar ambientada en cualquier cosmos y no en Final Fantasy. Me explico; hay algunos guiños a la saga, como mentar la caca de chocobo (literal) o bien detalles así, como invocaciones de ciertos diablos, eones, etc… conocidos. Mas, en líneas generales, no hay nada en lo visual y en los diálogos que te haga ver que esto es Final Fantasy.
La banda sonora, de John Graham, tiene instantes realmente buenos y las voces cuentan con actores de la talla de Sean Bean como el rey Regis, Lena Headey como Lunafreya o bien Aaron Paul en el papel de Nyx Ulric, el protagonista de la película.
Es un problema que asimismo puede ocurrirle al propio juego puesto que la estética, si bien tiene algunos toques a lo Final Fantasy VII, resulta demasiado realista, empezando por la publicidad enmascarada de modelos de turismos reales y acabando por unos escenarios que asimismo podrían ser los de alguna urbe real, de una especie de Tokyo mágica. La temática, eso sí, sigue respirando Final Fantasy por los cuatro costados, con el clásico enfrentamiento entre tecnología y magia o el poder de los cristales, por ejemplo. Eso consigue que aumenten las ganas de ahondar en el universo que se ocupa de esta entrega, cosa que vamos a poder hacer desde el próximo 29 de noviembre, cuando Final Fantasy XV salga en venta en PS4 y Xbox One.
El mayor mérito de la película, a mi juicio, es que sirve como perfecto temtempié para Final Fantasy XV. Es esencialmente, un prólogo en forma de escena de vídeo. Sí, es una escena de vídeo de prácticamente 2 horas, mas no cabe duda de que Square Enix no ha querido adaptar el juego al celuloide sino de forma directa ha hecho una gran escena de vídeo que perfectamente podría estar incluida en el juego si no durara 2 horas (o bien incluso de esta forma si eres Hideo Kojima). El problema aquí es que Kingsglaive: Final Fantasy XV no es un producto gratuito. No es como Brotherhood: Final Fantasy XV, la serie de animación que podemos ver de forma gratuita. No, cuesta un dinero y ahí es donde muchos comenzarán a echar pestes contra la películas y, casi seguro, con razón.